viernes, 2 de julio de 2010

¿Os acordaís del

Pez Manchado?, quizás así en frío no os suene su nombre, pero si os digo... que es el pardillo que se enamoró locamente, por no decir de manera enfermiza, irracional y desmesurada de un pájaro..., ¡menudo tarado!, ahora sí sabéis quien es, ¿no?, sí, sí,  ese que intentó por todos los medios probar que los amores imposibles existen, pero qué cuándo alguien tiene un propósito y lo cree con mucha fuerza, está en su mano conseguirlo..., pues bien, esto sé que es un poco duro soltarlo así..., ese héroe romántico ha muerto.
Mi mejor pez amigo  falleció por amor o de amor o por ser un papanatas infectado de esa enfermedad maldita, ¡amor-cillado, amor-dazado, amor-atado, amor-al, amor-fo!, el nemo, murió. 
Intentó conquistarle llevándole cada día  a las siete de la tarde un regalo diferente. Perdía toda la mañana entreteniéndose hasta encontrarlo, recogerlo o elaborarlo y en alguna ocasión estuvo muy muy cerca de no contarlo, cómo cuándo le hizo aquel collar de coral venenoso, o esa semana que estuvo en la enfermería por capturar viva la medusa luminosa que le regaló dentro de un frasco enorme de cristal. Pero por muy buena intencionalidad,  la verdad es triste, ella no le hacía ni una pizca de caso, no hablaban el mismo idioma o se hacía la sorda o yo que sé, pero no sería por falta de trabajo,  porque nosotros estuvimos yendo a clases de comunicación no verbal y nos iba muy muy bien.
El incidente sucedió después de que fracasara mi consejo de que intentaran vivir en la orilla, él se lo propuso, creyó entender que ella aceptaba pero estuvo al borde de la asfixia total esperándola horas y horas, otra vez cerca del suicidio, entonces tuvo que idear un nuevo  plan el muy calzone, pero esta vez ya sin mi ayuda, porque sabía que iba a fracasar y así fue.
Se le ocurrió la brillante idea de intentar vivir dentro de la boca del pájaro, cuando me lo contó le prohibí que lo intentara, pero como buen romeo, no me escuchó.
Al zambullirse voluntariamente en la boca de su amada podía suceder dos probabilidades vitales, una que ella se lo tragase sin masticar o dos, que ella entendiera esa prueba de fe y valor y le correspondiera para siempre.
No se porque seguís leyendo con la esperanza de que surgiera la segunda opción, si es que ya os lo dije, Disney ha hecho mucho daño, además os lo confesé en las primeras líneas, el Pez Manchado murió feliz dentro del amor que le quitó la vida.
Y es que estuvo tan cerca de conseguirlo, su historia me enterneció, yo viví el día a día con él, todo el trabajo, y no me dolió mucho su pérdida, porque sé que era amante del peligro y de las situaciones arriesgadas y porque le conocía muy bien sé que fue un perfecto suicidio adornado de leyenda, lo malo es que me ha contagiado esa ansiedad por domesticar al ave y me he obsesionado con ella, ahora sólo tengo que idear un nuevo borrador para que se sienta atraída por mi...

Pez Patillas

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