martes, 26 de enero de 2010

Caminar a pasos Agigantados

o cortitos y muy rápidos.
Bajar las escaleras mecánicas por la derecha.
Al llegar al andén te colocas, anticipándote, justo delante de donde se va a abrir.
Dentro del metro, si no lo has hecho ya, te colocas enfrente de la puerta que en tu destino está más cercana a la salida.
En el autobús anotas en la agenda todos los trabajos que te faltan por entregar.
En la mochila llevas un sadwitch por si no puedes pasar por la cafetería y una botella de agua para no ir a al fuente.
El cargador del móvil junto al cepillo y la pasta de dientes, porque no puedes ir a comer a casa.
Ya en tu calle, sacas las llaves antes de llegar al portal y te empiezas a quitar el abrigo.
Mientras te haces la cena, te estás preparando el taper con la comida del día siguiente.
Destiendes justo después de haber puesto la lavadora, colores y blancos juntos con agua fría, sabes que queda peor, pero es mejor que poner dos a semi-carga.
Cuando te duchas estás haciendo mentalmente la lista de la compra.
Cuando duermes, no descansas porque se te olvidó desconectar el automático.
Economizar el tiempo desde que nos levantamos hasta que nos dormimos, ese es el objetivo de los que estamos sumerjidos en Madrid, que aunque no hayamos nacido aquí, nos han envenenado con un sistema circulatorio parecido a las imagenes de las grandes industrias, cuándo están poniendo las etiquetas a las botellas de leche de cristal.

2 comentarios:

  1. jajjaja, me ha encantado lo del cargador con el cepillo y la pasta de dientes en la mochila; es mítico!!!
    En mi caso, cuando me meto en la cama me pongo a pensar en las cosas que he hecho a lo largo del´día y las que tengo que hacer al día siguiente, así qeu es muy difícil conciliar el sueño...

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  2. Los hombres grises... vienen a robarnos el tiempo... Momo, uno de mis libros favoritos...

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