martes, 23 de febrero de 2010

Y así, un día como cualquier otro,

el Pez Patillas decidió salir de la pecera a triunfar y encontrar el Mar.
Decidió no seguir esperarando a las oportunidades, al día perfecto, a la premeditación, al maravilloso plan estratégico, sino simplemente buscar sin expectativas.
Decidió ver cada problema que se iba interponiendo como la oportunidad de encontrar la solución y continuar nadando.
Decidió ver cada oscura noche de soledad, como un misterio a resolver y experimentar.
Decidió ver cada día, como una nueva oportunidad de empezar a ser feliz ya desde la mañana.
Aquel día dejó de temer a perder, y empezó a temer no ganar.
Aquel día descubrió que su único Pez Rival, no eran más que sus propias debilidades y que en ellas, está la única y mejor forma de superarnos.
Aprendió que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.
Aquel día aprendió que los sueños son solamente para hacerse realidad. Por eso, desde aquel día, ya no duerme para descansar, ahora duerme simplemente para soñar.
Y me enseñó a no perder la sonrisa y la cabeza llena de buenos pensamientos, aunque sean forzados, sobretodo, en tiempos difíciles...

Pez Avioneta

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