miércoles, 17 de marzo de 2010

¡Cuántas mudanzas hubo en mi vida!

Tantas que me siento sobre una caja que ya no sé si es de zapatos o de libros, he aprendido a no pegar fotografías, prefiero paredes blancas y limpias, deshumanizadas de rostros, la impersonalidad es lo que no te hace añorar, me gusta recordar pero no tener nostalgia. Atornillo sólo lo justo y nunca muy hondo, no quiero dejar huellas, pero sí leer la del inquilino anterior. No llevo almohadas y no las heredo ni las pido prestadas, hay que acostumbrarse a sobrevivir con lo mínimo, para adaptarte mejor en tu nuevo hábitat y cada vez me deshago de más, pero el volumen aumenta y aumenta, es necesario el reciclar, deshacer maletas, bolsas, ¿para qué tanto si me marcharé por donde he venido?.

1 comentario:

  1. Lo bueno de las mudanzas es que no simplemente cambia tu "situación de vida", sino también cambias "tú"

    ResponderEliminar